18/7/11

El amor en los tiempos de ídolos


Que confusión gigantesca que cometemos bajo el nombre de idolatría. Lo más fácil es adorar formas estáticas pues así corremos con la ventaja de poder juzgarlas si no se adaptan a lo que nosotros esperamos de ellas. Parece extraño, ¿Cómo podemos extasiarnos hasta la locura con un arquetipo si en el fondo lo odiamos por no ser lo que nosotros queremos que sea?

Sabido es que pensamos y adoramos ideas, que no son mas que ídolos abstractos, pero el problema reside es que también proyectamos la obsesión con las ideas sobre las personas que nos rodean. ¿Se puede amar a un ídolo?, ¿existe el amor que no contemple al cambio, al devenir?

El amor hacia otras personas muchas veces suele asumir una postura univoca, estática. Ese tipo de amor, es sumamente egoísta, es una relación de negación con lo que pretendemos amar. Este tipo de sentimiento es destructivo no solo para quien esta dirigido sino también para quien cree sentirlo. ¿Acaso se puede amar algo que creemos que nos hace mal? ¿Como se puede a la vez colocar sobre un pedestal a alguien y a su vez odiarlo por no ser como uno desea que sea? Cuan alejadas del amor parecen estas cuestiones.


El amor no es objetivo, tampoco tiene objeto.

El amor no se adora, no se siente, solo se vive.

Desear, siempre es desear algo, es proyectar y también es no decir.

Decir es lo mas cercano a vivir, es tratar de expresar el momento, la vivencia.

El dolor es parte de la felicidad, pero el dolor suele traer aparejado al miedo.


¿Por que sentir dolor por algo que no se vive?

El miedo alimenta al sufrimiento, lo perpetua y lo hace persistir.

El miedo eclipsa la vivencia, pues hace callar o simplemente solo habla sobre si mismo.


Sea como sea, el amor no parece poder convivir ni con el miedo, ni con el odio, ni siquiera con el mismísimo deseo de amar. Algún día al vernos al espejo quizás nos demos cuenta que solo al amarnos a nosotros mismos podremos tener una leve idea de lo que significa amar a los demás, triste es que mientras tanto sea a nosotros mismos a quienes destruyamos.


4/7/11

Situación I


Superando tanto en numero como en calidad a mis ganas de sonreír se organizan y se esconden.
Buscan algo que no tengo, algo que lamentablemente no se ignorar.
Extienden sus lenguas hacia mis cachetes y los saborean, esperando de mi algo mas que un simple gesto.
Nunca supe discernir entre caracoles y babosas, ambos poseen esa viscosidad que tanto temo anhelar.Se arrastran mofándose de sus presuntas incapacidades, se deleitan en el arte del enchastre.
La miseria siempre fue mi aliada, no me repugna su hedor inflamable.Su seguridad no depende de la mia, pues la seguridad siempre se me mostró tal cual es, inefable.

¿cual es la arista de esta situación?

he ahí el problema, no la tiene.