27/11/10

Silencio para dos





A veces cuando escucho tu voz
Siento que todo se detiene a mi alrededor
Quizás sea la sonrisa de la luna hacia el sol
La que invite a este silencio entre nosotros dos

En tus ojos el abismo que ninguno imagino
En el que nunca se ha pensado,el que nadie describió
Si no se nos ha ocurrido quizás tenga una razón
Puede ser el destino no seduzca al corazón

Cuando pienso en las palabras que ninguno eligio
Esas que no dicen nada, que intentan ver quien sos
Me doy cuenta por mi cuenta que la noche se adueño
De todo lo que sobraba fuera de nosotros dos

16/11/10

SubjetivaCCión




Los dispositivos de subjetivación crean modos de ser, es decir modos de actuar, de vestirse, de relacionarse. El triunfo invisible del sistema que domina a nuestros cuerpos ha sido el de administrar nuestras capacidades subjetivas, de venderlas, de imponerlas, de hacer que nosotros mismos las produzcamos. Somos esclavos de la naturalización de comportamientos nocivos para la vida. En este circo que perpetuamos cotidianamente, la percepción de nosotros mismos es como un juego de mamushkas. Encerrados en nuestra propia apatía esperamos que algo pase, mientras alrededor la desolación parece reírse de nosotros. Esa apatía nos dice como actuar, como ser, que decir, solo así nos sentimos seguros. En los rayos catódicos de nuestras prótesis tecnológicas vemos universos infinitamente cómodos. Nuestros comportamientos y expresiones se mimetizan con las restringidas pautas de aquella libertad fabricada. Es así que las relaciones humanas se tornan superficiales. Se vive en un haz expectativas hacia la mirada del otro, pero no es a los ojos del otro a donde miramos. Es hacia esos ojos que no ven nada aunque pretendan espiar todo, hacia donde enfocamos nuestras ganas de ser otra cosa, que sin ir mas lejos son ganas de no ser. Ya no podemos diferenciar si nuestras relaciones son virtuales o reales. Se confunden, se entremezclan, se desean. Ya no se diferencia entre lo patético y lo ideal. Nuestros ideales siempre fueron virtuales y también desvirtuados. Nuestros deseos siempre desearon no ser. Entonces… ¿Hacia a donde nos encontramos a nosotros mismos?, ¿hacia donde disparamos nuestra atención?

...quizas hacia los ojos que miran detrás de la mascara.